Excelencia o calidad educativa. ¿Cuál debo alcanzar?

El objetivo de alcanzar la excelencia en la educación de tu escuela siempre debe haber sido tu horizonte. Pero, ¿Es la excelencia lo que debes alcanzar?¿O deberías plantearte mejorar continuamente la calidad de tu enseñanza?

Ofrecer una enseñanza de calidad antes que la exelencia implica que la escuela se adapte a las características, necesidades y realidades de los estudiantes.

¿Cómo hacer para que mi escuela alcance la excelencia educativa? Probablemente esta es una pregunta que tanto tú como la comunidad de tu institución educativa se han planteado. De esta manera, podrás determinar los objetivos de tu escuela, qué clase de acciones deberás implementar para lograrlos y qué cosas tienes que mejorar. Pero, ¿Es la excelencia lo que se debe alcanzar o importa más mejorar la calidad educativa? O, más bien, ¿Cuál es la diferencia entre excelencia y calidad?

La excelencia se conoce comúnmente como la cualidad de algo que casi alcanza la perfección y hasta puede ser medido en base a criterios estándares. Si hablamos de excelencia educativa, hablamos de una escuela donde la enseñanza y el aprendizaje son casi perfectos. Pero, ¿Qué sería alcanzar la perfección en la educación?

Tanto los institutos educativos como los profesores y alumnos tienen capacidades y cualidades muy distintas. Además, a veces aprobar un examen de manera sobresaliente no es sinónimo de aprender. Por esto, hablar de excelencia siguiendo una idea estándar de “perfección” tal vez no sea lo más correcto.

Mejor sería pensar en la calidad de un instituto educativo prestando atención a las diferentes capacidades y destrezas de los estudiantes. Donde los métodos de enseñanza apuntan a que los estudiantes aprendan los contenidos y no simplemente los recuerden para repetirlos de memoria. Si bien la calidad y la excelencia se relacionan estrechamente, difieren en un aspecto esencial: la calidad tiene en cuenta y se acomoda a la realidad de cada persona; su vocación, sus capacidades, su cultura, etc.

Por esto, para alcanzar la calidad educativa es indispensable apuntar a que la enseñanza en la escuela sea dinámica, se adapte a los cambios y renueve sus conocimientos, de acuerdo a su entorno y las características de sus estudiantes. Esto determinará la calidad educativa.

Ahora bien, cuando hablamos de calidad de un producto, usualmente también nos referimos a uno que cumple con ciertos estándares predefinidos de calidad, los cuales son evaluados. Si bien no deberíamos tomar a la educación como un producto, si hablamos de ofrecer formaciones por las que las personas van a pagar un costo, debemos enfocarnos en ofrecer la formación de mejor calidad posible, ¿verdad?.

Entonces, ¿qué se debe tener en cuenta para buscar la calidad educativa por sobre la excelencia?

Primero, debemos pensar en garantizar a nuestra comunidad una escuela en buenas condiciones y que ponga todos los recursos necesarios a disposición de estudiantes y profesores. Nos referimos tanto a condiciones edilicias, como el buen estado de las aulas y espacios, así como también a materiales didácticos, garantías de seguridad y salubridad, etc.

Segundo, para hablar de calidad educativa tenemos que hablar de calidad en la enseñanza. Debemos asegurarnos que los profesores que trabajan en nuestra escuela tengan la formación pertinente. Además, que se dediquen y preocupen por que sus estudiantes obtengan la mejor formación posible, atendiendo a sus necesidades y capacidades particulares. Por último, deben continuar actualizándose y adquiriendo nuevos conocimientos.

Tercero, es importante prestar atención a la organización de la institución. Es necesario gestionar con rigurosidad los horarios de las clases, el uso de los espacios y aulas, las cuestiones administrativas de alumnos y profesores, etc. Mientras mejor organizadas estén las actividades que se den dentro de la escuela, mejor será el clima de trabajo y se podrá encaminar hacia una buena calidad educativa.

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